Cuando alguien entra en tu desorden

 

Hoy haré una confesión que no quisiera realizar: mi dormitorio anterior estuvo totalmente desordenado por un poco más de dos meses. Era el reflejo de cómo me sentía personalmente.

Cada uno de nosotros tenemos dos vidas, la pública y la privada. La idea es que entre ellas dos exista coherencia, que lo público sea una expresión de quien eres en privado. No está mal tener una vida privada, es un espacio al que pocas personas tienen acceso y cada uno en diferentes niveles. Pero para mi se convirtió en algo super difícil de manejar, lidiar o expresar.

Tenía toda clase de cosas en el piso: cables, ropa, libros, caramelos, hojas. Durante semanas mantuve eso en mi espacio, no permitía que nadie entre, y prefería que nadie lo viera. No se habrían imagino que Jimmy, el de las charlas, de los posts de Facebook, de la iglesia tendría un dormitorio como el que tenía. Como dije anteriormente, era la expresión de cómo me sentía dados varios cambios que han sucedido en mi vida en los últimos meses. Pero hace unos días, mi hermana ingresó en mi desorden.

Soy el hermano mayor, por lo que pretendía que mi hermana no viese aquel botadero en el que se había convertido mi espacio; debo darle buen ejemplo y eso sin duda no lo hacía. Ella decidió subir y ayudarme a limpiar. Encontramos fotografías, cartas, papelitos de notas, más dulces, muchas monedas, otros libros, cuadernos, vitelas de guitarra, entre otras cosas. Poco a poco ella ponía en una bolsa lo que debíamos desechar y en otro espacio me ayudaba a colocar lo que yo quería conservar. Se tomó el tiempo de entrar en mi desorden, no me juzgó ni se burló, me ayudó a limpiarlo.

¡Qué difícil es permitir que otra persona entre y vea tu desorden! A mi me daba vergüenza, culpa, incluso mantenía una actitud a la defensiva en caso de recibir críticas, pero es tan bonito, especial, desafiante que alguien ingrese y empiece a levantar las cosas, quitar, poner, limpiar, botar, pegar, despegar, guardar. No me deshice de todo lo que debía, se que es un proceso, poco a poco.

Quizá tu también tienes un espacio desordenado en tu vida al que nadie tiene acceso. Te entiendo.

No tengo mucho que decir. Es cómodo vivir en medio de todo lo que no debe estar ahí, pero es restaurador poner cada cosa en su lugar y empezar de nuevo.

Dios restaura lo que pasó. Eclesiastés 3:11

Que valioso es cuando alguien entra en tu desorden y te ayuda a poner todo en su lugar.

 

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