«Pórtate bien»

  • Pórtate bien
  • Abre la boca para saludar
  • Siéntate bien
  • Baja los codos de la mesa
  • Haz silencio, estamos en la iglesia
  • No te rías así
  • No llores así
  • No te quejes
  • Llorar es de niñas, los niños no lloran
  • Tienes que ser fuerte
  • Camina recto
  • Saluda
  • Agradece
  • Ojalá este año te vistas bien
  • Péinate, ¡qué pareces!

En la vida mucha gente espera mucho de nosotros. Esperan que nos portemos bien, que seamos chicos modelos, que seamos referentes para una sociedad convulsionada, y muchos chicos logran serlo sin entender el porqué de esto, por lo que son fieles modelos de yeso de lo que otros esperan, sin tener un sentido.

Recuerdo los reproches que me hacían: «Debes portarte bien, eres el hijo del pastor», «El hijo del pastor ha hecho así…». El más tedioso e incómodo de todos fue en el colegio, cuando uno de los inspectores decidió que cada vez que hacía algo mal, llamaría a mi papá.

Inspector: ¿No te das cuenta de cómo le avergüenzas a tu papá?
Jimmy: ¿A mi papá?
Inspector: Sí porque tu papá es pastor y tú le avergüenzas
Jimmy: Pero si la salvación es personal, júzgueme por lo que hago. No voy al cielo por ser el hijo del pastor
Inspector: ¿ah si? Veamos que dice él.
#InspectorPlopAndMegaFail

Pablo le dijo a Timoteo que sea ejemplo, pero no le dijo «párate bien», «no hables así». Pablo le dio parámetros específicos que me gustaría desglosar:

  • Palabra: Lo que dices
  • Conducta: Lo que haces
  • Amor: La intención con la que haces las cosas
  • Espíritu: Dios está presente
  • Fe: Consciente de que todo tiene un sentido
  • Pureza: Cuidándote a ti mismo

No le da una lista de reglas, sino le anima a perfeccionarse en ciertas áreas específicas, de esta manera le permite a Timoteo ser Timoteo, tomando en cuenta varias cosas. Es fácil seguir reglas sin sentido aparente, y cuando no hay nadie que te ve con prisa corres a romperlas. Cuando estás expuesto al público nuevamente te esfuerzas por «ser ejemplo» pero en lo personal no crees en eso.

Sé ejemplo, pero no seas un muñeco. Sé de ayuda para otros, pero no seas un títere de lo que otros esperan de ti. Sé lo que Dios te ha pedido que seas.

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