Vive sin excusas

Las excusas esconden mucho más de lo que imaginamos. Miedo, pereza, duda, dolor, vergüenza, pueden estar detrás de una excusa.

En Ecuador escucharás una palabra muy seguido: es que. Te preguntan por qué te atrasaste y sueltas tu primer es que. Te piden un avance del proyecto, y aparece el segundo es que. Tu familia te recuerda que tienen reunión y, no quieres ir, entonces aparece el tercer es que.

Quizá en cada ciudad o país hayan diferentes palabras, pero todas esconden algo. Si te atrasas, si no quieres estar en un evento, si te asusta el compromiso, si no has cumplido una meta, siempre hay un es que para pronunciar.

  • Es que mi perro se comió la reflexión de hoy
  • Es que me olvidé que voy a tener un funeral ese día
  • Es que no estoy listo para una relación seria
  • Es que, yo sí iba a estar puntual, pero el bus tiene la culpa
  • Es que, yo si quiero hacer deporte pero no puedo
  • Es que, no tengo lo que necesito

Las excusas nunca se acabarán, por eso te animo a vivir sin ellas, antes que ellas acaben contigo.

En una ocasión alguien me dijo lo mismo, y me daba miedo porque pareciera que la excusa es una mentira que salva, pero realmente te ata aún más. Decidí decir la verdad si me atrasaba, en lugar de inventar o culpar al chofer del autobús, mencionaba la verdad: me quedé dormido. Si tuve o tengo un atraso con una entrega, procuro avisar antes en caso de que sea algo previsible, o me disculpo, pero procuro vivir cada vez con menos excusas.

Eso de que no tienes lo que necesitas, no siempre es verdad. No uses como excusa tu situación económica, o una relación del pasado que te lastimó, mucho menos un error que ya fue perdonado. Libérate de las excusas y empieza a vivir, no a justificar.

Scroll al inicio