Un héroe sin capa

Desde niño me enseñaron las épicas batallas e historias bíblicas. Una honda y una piedra, una vara, vasijas de barro, y detrás de aquellas hazañas estaban hombres admirables, increíbles, asombrosos, personas demasiado sorprendentes para ser cierto.

  • Abraham, el impaciente.
  • José, el presumido.
  • Moisés, el pretextoso.
  • Sansón, el quemimportista.
  • Saúl, el todopoderoso.
  • David, el latinlover.
  • Juan y Jacobo, los malgeniados.
  • Pedro, el impulsivo.
  • Pablo, el celoso violento.

Una pequeña lista. Cada uno de ellos tiene una hazaña en su currículum y también momentos negros en su historia.

El otro día leí un tuit que decía que no nos olvidemos quién es el verdadero héroe de la Biblia, porque nos sigue sucediendo.

Resultan tan sorprendentes las hazañas del músico, perdón, salmista de moda y su nuevo CD, el expositor que alcanzó sus sueños y así demostró que la «fe» es tan grande para cumplir nuestros deseos pero no para ayudar a quienes más lo necesitan. Nos olvidamos que Dios en lo que quiere trabajar es en nuestro carácter. Somos héroes que no somos tan héroes.

Recordemos la carta a los corintios, cuando Pablo cuenta que varias veces pidió a Dios que le quite el padecimiento que tenía y Dios le dijo «Bástate mi gracia porque mi poder se perfecciona en tu debilidad». Entonces este héroe realmente estaba viviendo algo más profundo a la par de la construcción del legado histórico: Dios trabajaba en su carácter. El héroe quiere salvar a la humanidad.

El héroe de la Biblia es Jesús. Él es el que con sus superpoderes, compasión y visión más allá de lo evidente sabía cuál era el problema del mundo y vino a solucionarlo. Es muy sencillo quedarse con su poder de sanidad, como los leprosos que fueron sanados y se fueron, tan solo uno regresó agradecido. Otros se quedan con su desafío a las leyes de la naturaleza cuando caminó en el agua o calmó la tempestad, pero el héroe sabe cuál es el problema de quienes lo buscan y lo soluciona. El nuestro es el pecado, un peso que nos impide caminar, algo de lo que no podemos deshacernos por nosotros mismos ni en mil reencarnaciones. En esa circunstancia debía entrar en escena quien sabe solucionarlo.

No te quedes con los héroes que no son tan héroes, hay uno más grande que ellos.

[bctt tweet=»El héroe de la Biblia no es un salmista, un predicador o un fortachón, es Jesús, el salvador.»]

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