Enero 28: Un Dios que está cerca

A veces miramos al cielo imaginando que allá lejos está Dios, sin darnos cuenta que él está justo a nuestro lado.

Un error común es pensar que Dios está con nosotros cuando estamos bien, y que se aleja cuando estamos mal.

Él está cerca siempre y no porque lo merezcas, sino porque te ama incondicionalmente. Como el padre que ama a su hijo cuando acierta y cuando se equivoca.

Lucas 15 habla de la historia de la oveja perdida, y hemos hablado en otras ocasiones del pastor que va por la oveja, pero por hoy, imagina que eres tú la oveja que se extravió.

Imagina que tú eres la oveja perdida y piensas «estoy lejos, ni siquiera vale la pena regresar, el pastor debe estar enojado conmigo. Tiene 99 ovejas más, ni siquiera nota mi ausencia».  Una oveja frustrada, morelia, dolida, y que piensa que está sola.

Terminas tu frase de oveja desdichada y escuchas tu nombre, ¡el pastor te está buscando! Está cada vez más cerca porque te ama, porque eres su oveja, y sabe que lo que más necesitas es que él esté junto a ti.

Puedes distanciar tu corazón de su voz y hacer tanto ruido que te cueste escucharlo, pero aún a pesar de eso, él permanece junto a ti.

No hay requisitos previos para ser amado por Dios y que vaya a buscarte. No se trata de merecimientos ni esfuerzos humanos.

El es un Dios que está cerca, allí donde estás, en la calle, en una banca de iglesia, en la soledad o entre la gente que te rodea.

Me encanta saber que cuento con él en este momento, mientras escribo esta reflexión, o en la calle mientras pienso en los pendientes del día. No debo ir a un lugar específico para encontrarme con él, ¡está conmigo siempre!

 

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