El peligro de la victimización

«¿Qué hice para merecer esto?, ¿por qué me pasa esto a mi?» Preguntas comunes en el ser humano que podrían indicarnos una victimización constante.

Te pongo un ejemplo: él le insulta a ella. Ella decida tomar distancia porque no debe ser lastimada. Él se enoja de que ella se distancia y él va y cuenta a todos lo «mala» que es ella al alejarse de él. Él considera que es la víctima en esta situación.

¿Qué es victimización? Más allá de lo que digan los diccionarios, quiero explicarte en mis palabras: es asumir un rol de víctima frente a diversos escenarios, circunstancias o eventos de la vida. La persona que frecuentemente se victimiza piensa que todo está en contra de él o de ella, que cada cosa que sucede es intencional para lastimarle o tiende a pensar que todos quieren hacerle daño.

  • Yo soy así porque mis papás se divorciaron, ellos tienen la culpa
  • Si hubiese tenido más dinero habría estudiado lo que soñaba y no estaría aquí hoy
  • Él terminó la relación porque es un idiota. Yo era buena, él es malo.
  • Ella me abandonó a pesar de que le dije que se largue, pero ella tiene la culpa de irse, no yo.

Una amiga me decía «él terminó conmigo porque yo soy una tonta, una estúpida, no sé hacer nada bien». Esa es la reacción de una víctima. La reacción de una persona más madura es más honesta y equilibrada «Las cosas no resultaron entre los dos. De mi parte faltó un poco más de interés, me costaba» o «Me despidieron porque muchas veces faltó de mi parte responsabilidad». Es más objetivo, no se alimenta únicamente de emociones sino que trata de ampliar su mirada.

¿Somos víctimas de las circunstancias o todo lo que sucede es para nuestro bien?

Si bien las personas se forjan de acuerdo a sus circunstancias, a su temperamento y a todo lo que influye en nosotros, debemos mirar cada cosa que nos sucede como un hecho, no como un castigo. Hay ocasiones en las que somos víctimas, sin duda alguna, pero no somos víctimas todos los días ni toda la vida.

Dios no está con una lupa quemándonos como si fuéramos hormigas. Ha permitido que muchas cosas sucedan, y está con nosotros para acompañarnos en el proceso de dejar la victimización y empezar una vida emocional saludable.

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