Crisis de identidad

Entre lo que nos piden que seamos, lo que nos dicen que no debemos ser, lo que pensamos que somos y nuestro temor a estar equivocados se genera una crisis de identidad.

Escuchamos mensajes que se oponen, por un lado nos dicen que Dios nos ama como somos, que él nos creó con un propósito, que nos diseñó cuidando cada detalle. Nos emocionamos al saber que somos una creación maestra y después escuchamos que debemos ser menos como somos y más como Jesús. ¿En qué quedamos?

¿Debo o no ser quien soy?

Hay una lucha interna porque la familia, la sociedad, la iglesia, los amigos, ponen estándares que debemos alcanzar, incluso estándares que no alcanzamos y eso nos lleva a la conclusión de que no soy como debería ser. El valor que tenemos, esa obra hermosa de Dios se ve opacada por lo que no somos.

Estos días hablaremos de este tema, pero primer quiero recordarte que Dios te ama y él te hizo. No te creó para luego arrepentirse de quien eres, como eres. Obviamente quiere perfeccionarte en el proceso, pero no tengas vergüenza de reconocer la obra de Dios en ti.

Los ojos que tienes, la manera de reír que tienes, tus preguntas y curiosidad que a veces es mal vista, todo es parte de ti. Dios no quiere anularte y convertirte en un zombie, quiere ir más allá de lo que se espera de ti. Esto tiene que ver con una transformación más allá de las apariencias.

Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen.
    A imagen de Dios los creó;
    hombre y mujer los creó.

Génesis 1:27 NTV

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