Abril 3: Más seco que una esponja

Jesús dijo que es agua de vida, y yo pensaba que era una redundancia. Me preguntaba «¿Qué agua no es de vida?» hasta que fui creciendo y me di cuenta que muchas veces, en nuestro sediento caminar tomamos cualquier tontería que encontramos en el camino, pensando que es agua o que nos va a refrescar.

Recuerdo a mi papá después de un partido de fútbol, cansado, contento y con sed. Yo pensaba que era la oportunidad perfecta para comprar una gaseosa helada, pero él me decía: «mejor agua» y esa expresión me cambiaba la alegría a frustración. Años después entendí.

Hay bebidas que son agradables al paladar, pero no quitan la sed.

Ya estás imaginando a donde voy con esto.

Ante el cansancio de la vida, Jesús quiere ser nuestra agua. En este mundo azucarado, que todo lo endulza aunque no sirve, en esta época de shots y brebajes, Jesús dice «en mí encuentras vida», y él es agua que finalmente saciará tu sed.

Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás;
sino que el agua que yo le daré será en él
una fuente de agua que salte para vida eterna.

Juan 4:13-14

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