Tan lejos que no sabes cómo regresar

Hay ocasiones en las que un paso tras otro nos lleva muy lejos, tan lejos que no sabemos cómo regresar.

No hablo de quienes sufren por amor (amors) y quieren irse lejos, muy lejos, para alejarse de la persona que les rompió el corazón, no. Hablo de quienes dijimos «no me estoy alejando/voy a regresar/apenas son un par de pasos que me estoy distanciando/no exageren, puedo volver en cualquier momento.»

Para mi fue un día sin orar. «Pero un día no es nada» podrías decir tú, y de verdad no parece mucho, si el año tiene 366 días, porque este año es bisiesto, un día es menos del 1% de todo el tiempo de este año, «tranquilo Jimmy, mañana lo harás y compensarás el tiempo de hoy».

Al día siguiente pasa lo mismo, las ocupaciones de la vida, un mal día, una película, un rato en el whatsapp, y se fueron las horas. ¡Ya dos días sin orar! Uy que religioso el Jimmy, ya porque no ora dos días se preocupa. El problema es que es suficiente un día para empezar un camino que te llevará muy lejos, tan lejos que llegará el momento que mires atrás y pienses «¿dónde estoy?».

Meses después miras atrás. El último día que tuviste una conversación seria con Dios fue hace mucho. Pensaba que sería un día, que mañana podría recuperar el tiempo perdido, que Dios no está tan lejos, y es verdad, él no está lejos, soy yo quien me alejo de él. Y no hablo de ese señalamiento «es que el pecado te aleja de Dios», hablo de que nosotros damos un paso a la vez, poco a poco, despacio, para tomar distancia de él.

¿Y ahora? Lo he dicho mil veces «Dios está a una oración de distancia». Sí, claro, pero ¿cómo conversas con el Dios de quien hablas cuando no le has contado nada de tu vida hace semanas?, ¿qué puedo decirle? Mejor dejemos así las cosas, no es necesario complicarle la vida a Dios con mis situaciones.»

Y empieza un camino que no todos queremos recorrer, el camino de regreso. Paso a paso, renunciando a nuestra comodidad, a nuestra falta de interés. Siempre lo he dicho, en situaciones así es que demostramos el carácter que tenemos, el dominio propio que Dios nos dio. Sí, es muy fácil quedarme donde estoy, en la aparente comodidad, en la tranquilidad de una vida sin exaltaciones. Es muy sencillo proyectar una vida cristiana, pero que duro es negarte a tí mismo y dar un paso, caminar, ir hacia Jesús.

Sé que el cristianismo no se trata de lo que nosotros hagamos, sino de lo que Jesús ya hizo por nosotros, es gracia y también es sacrificio, es una vida en pos de caminar tras sus pasos, su forma de ver la vida, de experimentar su amor cada día. No es mi oración ni mis ritos lo que me hace cristiano, pero ese tiempo devocional, ese compartir mi fe con otros son alimento para el día a día. Vivir mis días sin Dios es morir lentito, es un suicidio en cuotas.

Por eso Dios se hizo hombre. Por eso Jesús tuvo que venir, para recordarme que no soy yo el que lo eligió a él, que por más lejos que esté, él siempre hallará el camino para encontrarme, que no hay nada que me separe de su amor. [bctt tweet=»Que aunque esté lejos, un paso a la vez puedo regresar a casa.»]

Hay ocasiones en las que un paso tras otro nos llevan muy lejos, tan lejos que no sabemos cómo regresar.El post de la semana:http://www.jimmysarango.com/tan-lejos-que-no-sabes-como-regresar/

Posted by Jimmy Sarango on martes, 19 de enero de 2016

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