Desierto, escuela, fe

Enero 8: La escuela de la fe

Una vacante es adjudicada a otra persona, un despido inesperado, un pago que no estaba planificado. La enfermedad llega al hogar, lo que esperabas no sucede. Bienvenido a la escuela de la fe.

Es lindo creer cuando todo está bien, pero qué complicado es cuando todo se desmorona alrededor. Me ha pasado, y estoy seguro que te ha sucedido también: mirar a tu lado y no entender qué pasa o por qué está sucediendo. Nos angustiamos y empezamos a cometer errores que desvían nuestra mirada.

Cada circunstancia en nuestra vida, sea buena o mala, es una invitación a la escuela de la fe.

Hay tres errores comunes que cometemos al mirar nuestra fe:

  • El primer error que cometemos es pensar que es un amuleto, que atrae dinero, bienestar y felicidad, y que cuando algo malo sucede es por no creer más.
  • El segundo error que cometemos es pensar que es un producto terminado, listo para usar, que te convierte en un maestro Jedi del cristianismo.
  • El tercer error es comparar las hazañas de otros con nuestro logros. Pensamos que mientras más grande es el auto, más espiritual es la persona. No tiene que ver con cuentas bancarias, con propiedades, con rankings universitarios o con puestos laborales.

Pedro era un creyento escéptico. Un día decía «Jesús, tú eres el hijo del Dios viviente» y otro día pedía evidencia para creer («Señor, si eres tú, manda que yo vaya hacia ti sobre las aguas»). La fe no era su fuerte.

Identifica una situación a través de la cual tu fe está siendo probada.

Este mismo discípulo, años después, ya con el camino en sus espaldas compara nuestra fe con el oro. Es un regalo increíble, pero no es un producto terminado. Dios debe trabajar día a día, y él aprovecha las circunstancias para pulir, para limpiar, para eliminar ideas erróneas, y mirarlo a él en medio de lo que estás viviendo.

…aun cuando les sea necesario soportar por algún tiempo diversas pruebas y aflicciones; pero cuando la fe de ustedes sea puesta a prueba, como el oro, habrá de manifestarse en alabanza, gloria y honra el día que Jesucristo se revele. El oro es perecedero y, sin embargo, se prueba en el fuego; ¡y la fe de ustedes es mucho más preciosa que el oro!

1 Pedro 1:6b-7 (RVC)

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