«El hijo del Carlitos»

Mi papá es pastor, churin churin funflais. Y yo soy el hijo del pastor, churin churin funflais.

Asistí a la iglesia por primera vez cuando tenía 4 años, en aquel entonces tenía un nombre: Jimmy, pero a la gente le resultaba más fácil llamarme «el hijo del Carlitos». En Ecuador colocamos el artículo antes del nombre, por eso es «el Jimmy» o «el Carlitos».

Cuando empecé mi vida educativa en la escuelita mis amigos prefirieron llamarme «Chino» en lugar de Jimmy. Durante seis años mi nombre alternó entre «Jimmy» y «Chino». No me disgustaba, excepto cuando lo hacían con burla, y pensaba «¡Yo tengo un nombre! ¡¿Por qué no pueden recordarlo y utilizarlo?!»

Pasaron varios años, mi papá recibió la responsabilidad de ser pastor, y pasé de «el hijo del Carlitos» a «el hijo del pastor Carlos». Eso fue algo más difícil de vivir porque todos esperaban que fuese perfecto, o por lo menos, educado, obediente, bien portado, en pocas palabras: una joya de niño, lo cual no sucedía siempre.

No fui el peor, pero fui inquieto, varias veces desobediente, sarcástico, rebelde. Siempre que tuve problemas académicos en el colegio me decían «¿te das cuenta cómo avergüenzas a tu papá?». Yo pregunté «Porqué a mi papá» y dijeron «Porque tu papá es pastor y lo avergüenzas». Me di cuenta que ellos tampoco sabían que yo tenía un nombre propio.

Fue una época conflictiva internamente. Pero mientras muchos insistían en llamarme «el hijo del pastor» encontré en la Biblia que Jesús llamaba a la gente por su nombre.

  • A Pablo lo llamó por su nombre (Aunque era un perseguidor de cristianos, los encarcelaba y asesinaba.)
  • A Mateo lo llamó por su nombre (Aunque era cobrador de impuestos, lo que equivalía a ser estafador.)
  • A Pedro lo llamó por su nombre (Aunque era iracundo, impulsivo.)
  • A Carlos lo llamó por su nombre (Aunque sería pastor.)
  • A Jimmy lo llama por su nombre (Aunque sea el hijo del pastor.)

A ellos Jesús les llamó por su nombre, sin importar lo que hacían.

Dios te llama por tu nombre, no por tu reputación.

Ser hijo de pastor no es malo, es una responsabilidad, pero hay gente que se deja llamar por sus errores, por su pasado. Dice una frase:

El diablo sabe tu nombre y te llama por tu pasado. Jesús sabe tu pasado, pero te llama por tu nombre.

No importa lo que hayas hecho, lo que has vivido o quien creas que eres. No importa lo buenito o malo que fuiste, o cuan galán que creías que eras. Él te llama por tu nombre.

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