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Veintisiete años cruzan por su vida y está en su delirio. #Plop

Una de las cosas más difíciles para mi en esta vida ha sido entender la conexión entre fidelidad y confianza. La una debería contener a la otra sin duda alguna, pero no siempre es así. Muchos son fieles para que la otra persona sea fiel, por desconfianza. Soy fiel porque así tienes una razón para ser fiel, porque desconfío de ti. Feo de leer, es la realidad de muchos.

Hoy quiero referirme a mi vida cristiana. Muchas veces he procurado ser fiel a Dios aunque no confíe en él, me explico. He sido fiel en lo que debo hacer como cristiano, en aquella lista de requisitos que ponemos a quienes se acercan a Dios y con la cual pretendemos que lleven una vida más o menos santa, incólume, inmaculada.

  • Ir a la iglesia
  • Dar tus diezmos y ofrendas. Incluso si no vas a la iglesia, deberías enviar tus aportes. (#Fail)
  • Orar por los alimentos
  • Ir a las reuniones de jóvenes, adultos, niños, mujeres, aunque no estén adaptadas al contexto social y las enseñanzas se repitan y sean poco prácticas. (#DobleFail)
  • Hablar con el pastor y contarle tu vida aunque no tengas la confianza para hacerlo. (#TripleFail)
  • Leer el blog de Jimmy Sarango.

Lo se, son cosas medio de cajón que nos piden, por default. Y somos fieles en eso, estamos ahí cuando nos necesitan, timbramos tarjeta de ingreso y salida en la iglesia para que Dios sepa que sí estamos cumpliendo con lo que nos pide, pero de repente vienen los problemas, la envidia, los celos, la austeridad y despotricamos contra Dios.

Levantamos el dedo al cielo para criticarlo, juzgarlo y culparlo de nuestras penas. Toda esa fidelidad que tenías con él o con su obra realmente carecía de confianza. Servías a un Dios en quien realmente no creías, o creías a medias.

Hay alguien en la Biblia que era fiel pero no tenía confianza, el hermano mayor del hijo pródigo. Sí, lo se, siempre se habla del hijo pródigo porque es el que se perdió y luego lo encontraron, pero ¿qué de todos aquellos que nunca se han ido?, ¿qué pasa con los que han vivido en casa pero no tuvieron la confianza para hablar con papá?

5 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;

26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.

27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.

28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.

29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. (Aquí se queja porque él sí había sido fiel, pero no había tenido la confianza para hablar)

30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras (prostitutas), has hecho matar para él el becerro gordo.

31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.

El hermano mayor del hijo sinvergüenza había sido fiel toda su vida pero nunca tuvo la confianza de acercarse y hablar con papá, de confiar en que él cuidaba de su hijo incluso en detalles tan pequeños como un regalo. No es que papá fuese malo, es que el hijo se había olvidado que el propósito de la relación no era trabajar para obtener un beneficio sino dejarse amar.

Esto me cuesta mucho en el día a día. Confiar plenamente en Dios, saber que está al tanto de mi vida, tanto de las cosas buenas que me suceden como del dolor de las situaciones que vivo. Ha sido una de las lecciones más difíciles de la vida, saber que debo ser fiel y confiar en él.

[bctt tweet=»Si existe fidelidad y no existe confianza entonces no hablamos de tener una relación con Dios, sino un jefe» username=»»]

A comienzos de mayo cumpliré 28 años, y si algo he aprendido en estos primeros 27 años es que Dios es fiel, no importa lo que haga, no importa lo que diga, no importa cuan lejos me vaya. Y también he aprendido que debo confiar, y confiar se traduce para mi en refugio, descanso, abrazo. Él es la silla en la que puedo sentarme sin miedo a que se caiga o se rompa. La fidelidad y la confianza son necesarias en la vida de todo cristiano.

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