«Tienes que ser de testimonio»

Alrededor del cristianismo se ha formado una subcultura. Así como a ciertos grupos humanos les identifica una forma de hablar, ciertos colores o alguna práctica particular, a los cristianos también nos caracterizan ciertas cosas: domingo de iglesia, ropa para ir a la iglesia, música cristiana, literatura cristiana, vocabulario cristiano (yo lo llamo Cristiañol o Christianinglish). Pero detrás de todo esto hay una serie de paradigmas que hemos aceptado como fundamentales y necesarios, aunque estén bastante lejos de ser reales, incluso de ser bíblicos. Hoy quiero hablar de uno de ellos: Ser de testimonio.

Cuando decides ser cristiano, un requisito es ser de testimonio. Si vemos qué es el testimonio encontramos que significa:

Declaración que hace una persona para demostrar o asegurar la veracidad de un hecho por haber sido testigo de él.

Por lo tanto, lo que somos y hacemos debe reflejar o demostrar que Jesús está trabajando en nosotros, haciendo énfasis en que es un proceso. No terminó aún su trabajo, lo está haciendo. Pero, ¿qué pasa cuando, en ese afán de ser un muñeco de torta con sonrisa permanente, te descuidas de la misión más importante que es hacer discípulos?

Ahora llamamos «ser de testimonio» a no salir con ciertas personas que afectarían tu reputación, ni acompañarles porque eso mancha tus vestiduras angelicales. Si alguien cuestiona, le pedimos que «sea de testimonio» y guarde silencio, porque pensamos que es necesario evitar el debate o la discusión saludable. Pensamos que hay que dejar las cosas como están, aceptar que todo es como es y «ser de testimonio» sin cuestionar. Incluso, hay personas que ven mal si los jóvenes se organizan para realizar una actividad en cualquier lugar que no sea la iglesia. Creemos que eso «no es de testimonio» porque rompe con el sagrado mandamiento de quedarse en la iglesia y organizar allí todas las reuniones.

Queremos evangelizar a los evangelizados. Nos reunimos para planificar cómo hablar de Cristo a otros, pero lo hacemos en la comodidad de nuestros eventos, en la tranquilidad de nuestro edificio. Tenemos miedo de ser luz donde está la gente, y preferimos traerlos a nuestro entorno seguro, donde no se manchen nuestras vestiduras de supuesta santidad. Pero, ¡qué sorpresa! Miremos que pasaba con Jesús

El Hijo del Hombre, por su parte, festeja y bebe, y ustedes dicen: “Es un glotón y un borracho, ¡y es amigo de cobradores de impuestos y de otros pecadores!”
Lucas 7:34

Los cobradores de impuestos y otros pecadores de mala fama a menudo venían a escuchar las enseñanzas de Jesús. Por eso los fariseos y los maestros de la ley religiosa se quejaban de que Jesús se juntaba con semejantes pecadores, ¡y hasta comía con ellos!
Lucas 15:1-2

Zaqueo bajó rápidamente y, lleno de entusiasmo y alegría, llevó a Jesús a su casa; pero la gente estaba disgustada, y murmuraba: «Fue a hospedarse en la casa de un pecador de mala fama».
Lucas 19:6-7

Jesús, de acuerdo a la perspectiva actual de lo que es “ser de testimonio” estaría reprobado, pero en la realidad él es el cumplimiento de la palabra: fue testigo del amor de Dios para quienes lo necesitaban. En eso consiste ser testimonio para otro.

Ser de testimonio no es evitar a los pecadores o evitar sus casas pecaminosas, es que tu vida demuestre que te importan, que les amas, que no solo quieres predicarles sino de verdad mostrarles el amor que Jesús mostraría si estuviera aquí, junto a ellos. Eso sí es ser de testimonio.

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