Pensé

Una de las mejores herramientas que Dios me dio fue mi cerebro. Con él imagino, sueño, resuelvo, conecto, y sobretodo pienso.

  • Pienso en lo que debería.
  • Pienso en lo que no debería.
  • Pienso cómo serán las cosas.
  • Pienso cómo no serán las cosas.
  • Pienso como debió ser algo.
  • Pienso por qué pasó.
  • Pienso en las posibilidades futuras.
  • Pienso en las posibilidades que se me fueron.
  • Pienso en lo que no es.
  • Pienso en lo que es.
  • Pienso en lo que será.
  • Pienso argumentos.
  • Pienso bromas.
  • Pienso el por qué de mis motivaciones.
  • Pienso cuando estoy en lo correcto.
  • Pienso cuando estoy equivocado.
  • Pienso en las razones por las que me siento como me siento.
  • Pienso en las razones por las que no siento nada.
  • Pienso en la indiferencia que a veces me visita.
  • Pienso en el cariño que tengo por otros.
  • Pienso en mis errores pasados.
  • Pienso en los errores de otros.
  • Pienso en razones de venganza.
  • Pienso en maneras de hacer bien las cosas.
  • Pienso en nuevas sorpresas.
  • Pienso en futuros tropiezos.
  • Pienso en  los problemas que tendré.
  • Pienso en mi capacidad de solucionar acertijos.
  • Pienso en mis miedos.
  • Pienso en mis fortalezas.
  • Pienso en el dolor que causé.
  • Pienso en el dolor que me causaron.
  • Pienso en la muerte.
  • Pienso en la vida.
  • Pienso en la gente desdichada.
  • Pienso en mí cuando me siento desdichado.
  • Pienso en qué comeré.
  • Pienso qué escribiré en esta lista que parece interminable.
  • Pienso en el amor de Dios.
  • Pienso en mi limitada humanidad.
  • Pienso en el perdón que recibí.
  • Pienso en el perdón que me cuesta dar.
  • Pienso en lo que creo merecer.
  • Pienso en las razones por las que no merezco lo que tengo.
  • Pienso en huir.
  • Pienso en quedarme.
  • Pienso en dar pasos de fe.
  • Pienso que Dios debería darme confirmaciones.
  • Pienso que no debería pensar tanto.
  • Pienso que a veces pensar mucho me hace mal.

Y uno de los mayores obstáculos para dar pasos es que pensé que la vida sería diferente. Pensé que todo estaría resuelto. Pensé que mis pensamientos no serían obstáculo para ser la persona que soy y que está escondida u obstaculizada a seguir creciendo por tantas ideas, tantas idealizaciones, tantos pensamientos.

Pensé que todo sería como yo quería que fuera, pero no, la vida no es tan predecible.

Por eso el autor de Romanos les aconseja a ellos, una sociedad rodeada de libertinaje, placeres fuera de límites, que permitan que Dios cambie su manera de pensar

Dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Romanos 12:2

Lo que debe cambiar es lo que rige nuestra vida: nuestra manera de pensar. ¿Alguna vez te has cuestionado por qué piensas lo que piensas? incluso más retador es preguntarte ¿Este pensamiento es adecuado?. Estoy en esa lucha también.

Lo más duro de esta batalla es que no puedes huir de ti mismo, tu pensamiento va contigo a todas partes. Mi petición no es que otros cambien, es que mi manera de pensar cambie, porque de acuerdo al verso, de esa manera aprenderé a conocer la voluntad de Dios.

Complicado pero necesario.

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