Febrero 16: Un verso para el bolsillo

Los latinos tenemos una mala costumbre: acumular. Guardamos muchas cosas que no necesitamos, bajo el pretexto de que, en algún momento, lo vamos a necesitar, por si acaso decimos en Ecuador.

El problema de acumular es que nos quita espacio, y es peor cuando son cosas que no nos sirven. Estamos acostumbrados a coleccionar insultos, ofensas, peleas, enemigos. Las guardamos y vivimos con ellas, como si tuviéramos un nido de ratas a lado de nuestra almohada.

Como he dicho en otras ocasiones, pensamos que Jesús vino por los otros pecadores, por los que asesinan, no por el que miente o vive enojado. Pensamos que hay pecadores densos y pecadores light, y que los que hacen cosas más malas son peores, pero esto no se trata de ser mejor o peor que otro, se trata de que el mal que hacemos, nos lastima y lastima a otros.

¿Realmente necesitas gritar para que otros te escuchen?

En estas circunstancias, Pablo, el apóstol, habla a una iglesia en una carta, y les anima a dejar algo que estaba presente allí y que probablemente está presente en ti

Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Efesios 4:31-32 NVI

Llévate este verso en tu bolsillo, y sobretodo en tu mente y corazón. Menos de lo que lastima, y más de lo que sana es la fórmula que necesitamos agregar a nuestra vida.

Scroll al inicio