El precio de los sueños

Todos soñamos con nuestro futuro, alguna vez. Futbolista, médico, carpintero, chofer de autobús (yo soñaba con eso), profesor, bombero, tuvimos ese momento de imaginar nuestra vida futura, y más allá de las circunstancias de la vida que muchas veces cambian nuestro camino, quienes hicieron de esos sueños una realidad, fueron quienes decidieron pagar el precio.

El mayor precio que he pagado para ver hecho realidad lo que soñé es el tiempo. Dedicar horas, días o años para alcanzar una meta es un precio que no todos quieren pagar.

Dejar amigos, proyectos, hacer pausa en caminos que pensabas que transitarías durante un largo tiempo han sido en ocasiones el precio. Dejar de ir a un lugar para estar en otro, perderte ocasiones especiales, incluso trabajar unas horas más para tener el dinero suficiente para hacer esto o aquello con tal de ver tu sueño cumplido. Y ahí pensamos que el precio fue dinero, pero no es así, fue el tiempo que dedicamos a generar más recursos perdiéndonos otras cosas de la vida.

Tengo amigos que tenían sueños más ambiciosos que los míos, tenían la capacidad para hacerlos realidad; estaban en mejor situación económica, tenían más oportunidades y herramientas. A pesar de las ventajas no caminaron hacia sus metas porque demandaba dejar de hacer algo. A veces una fiesta, una película, en ocasiones hacer un turno adicional.

No llegarás a ser el mejor solo imaginándolo. Ningún gran bailarín llegó a una final mientras estaba sentado haciendo nada. Ninguna estrella o referente de su campo logró el éxito quejándose por la falta de oportunidades. Todos pagaron el mismo precio: dedicar tiempo  y renunciar a perder sus días en lo que no les acercaba a su objetivo.

Nadie quiere alcanzar una meta o cumplir un sueño sin hacer nada. Incluso el más vago quiere hacer un esfuerzo por obtener algo. Aquel sueño que tienes requiere tiempo, ya sea trabajando, planificando, orando, imaginando, capacitándote, aunque eso tome años. ¿Pagarás el precio de los sueños que tienes con tal de verlos hecho realidad?

 

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