El milagro del sánduche de atún.

¿Conoces la historia de la multiplicación de los panes y los peces?

En Juan 6 (en tu Biblia de cualquier versión: católica, evangélica) encontrarás que en una ocasión mucha gente se acercó a Jesús, muchísima gente. Disfrutaban escuchar de sus enseñanzas y de su compañía, pero en una ocasión se hizo muy tarde y a Jesús le preocupaba que todas esas personas no habían comido durante el día.

No tenía comida para darles, y alguno de sus discípulos dijo que ni el sueldo de 10 personas alcanzaría para dar de comer a toda esa gente, pero agregó aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos?.

¿Qué es esto para tantos? Pienso en aquel muchacho con su refrigerio: un joven o un niño con los panes y peces que su mamá le había enviado para que pudiese almorzar, no era mucho, de hecho no era nada, suficiente para una persona, aún así entregó su lunch.

Me imagino que aquel muchacho pensó «Jesús ha estado hablando todo el día, debe tener hambre, ¡voy a regalarle mis panes y mis peces!» Me imagino a Roger Federer llegando a mi oficina, me saluda y dice «Jelou Jimmy, tengou hambre, ¿du yu haf som comida para yo?», ¡sin pensarlo dos veces le entregaría el arroz de mi almuerzo! Regresaría a casa y le diría «Mamá no te imaginas… ¡compartí mi almuerzo con Roger Federer!» Aquel muchacho dio lo que tenía, sin saber que Jesús alimentaría a cinco mil personas con aquel pequeño refrigerio.

Quizá piensas que sólo eres bueno haciendo postres, que sólo tienes la habilidad de escribir canciones, que sólo eres bueno con las matemáticas y que no eres bueno en otras cosas más importantes. A veces pensamos que nuestros 5 panes no alcanzarían para nadie más, pero en manos de Jesús todo cambia.

No te quedes con tu refrigerio, probablemente lo que tienes en tus manos es lo que Jesús necesita para hacer un milagro.

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