Dios es mi pastor, pero yo no soy oveja

Meeeeeeeeeeee! Plop.

Hay un versillo de la Biblia que se ha reproducido a más no poder en pancartas, cuadros, camisetas, calendarios, separadores de libros, tazas, adornos de madera y cerámica, entre otros souvenirs:

Jehová es mi pastor, nada me faltará.

Yo lo memoricé hace más de 15 años, y lo he repetido muchísimas veces, sobretodo la parte que dice nada me faltará. El problema es que… ¡siempre me falta algo!

Un amigo pastor nos dijo hace unos días: Si la Biblia dice que nada me faltará, pero siempre me falta algo, ¿quién miente, Dios o la Biblia? A mí me pareció muy buena pregunta, porque siempre me ha faltado algo entonces pensé ¿Será que Dios miente?

Ese día comprendí que no nos falta nada, creemos que nos faltan cosas que realmente no necesitamos. Cuando Dios dice que no nos falta nada, habla en serio, tenemos todo lo necesario. Para muestra un botón: tu familia. En la versión en inglés dice «El Señor es mi pastor, tengo todo lo que necesito». 

Si piensas que algo te falta, deberías pensar bien si es algo que realmente necesitas, y una tablet, un auto, un par de zapatos nuevos no entran en la lista por la simple razón de ser cosas que pierden su valor en el tiempo. La clave en este verso es pensar la primera frase de este verso y preguntarte ¿Es Jehová tu pastor? Porque las ovejas van a donde su pastor va, permanecen donde él está, comen donde él las pastorea, se dejan guiar por su voz.

Algunos parecen cabras salvajes en lugar de ovejas, van a donde quieren y sobretodo son ariscas, que quiere decir que no se dejan guiar, que hacen su propio camino. Tú no puedes pastorear a Dios, no puedes decirle qué hacer ni a donde ir, la oveja eres tú, él es tu pastor.

La idea es que todos podamos decir Dios me pastorea, yo soy la oveja, y mi pastor me ha dado todo lo que necesito. Y si eres una oveja arisca, tranquilo, el pastor siempre podrá ir por ti para traerte de vuelta al rebaño.

Meeeee.

 

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