A veces, Dios me decepciona.

Sí, como lo leen: a veces, Dios me decepciona.

  • A veces tengo planes organizados y Dios los cambia. Eso me decepciona
  • A veces mis ideas son excelentes y quiero que sean escuchadas y convertidas en realidad, y Dios lo hace a su modo. Eso me frustra
  • A veces yo digo «es por aquí» y él dice «no, es por acá». Eso me molesta
  • A veces pienso «ya no puedo más» y Dios dice «dale, aún falta camino por recorrer». Eso me enoja.
  • A veces quiero elegir otro camino, y recuerdo que Jesús dijo «Yo soy el camino. Que Jesús tenga la razón me incomoda.

Como el año anterior que quería venir a Colombia, hice todo lo posible por ahorrar, por tener permiso en mi trabajo, tener contactos para dar charlas y talleres en este país y no fue posible. No tienen idea lo frustrante que fue, aunque pensándolo bien, me entienden perfectamente.

Todos sabemos lo molesto que es no poder cumplir nuestros sueños, metas, objetivos, anhelos. Todos sabemos lo que es enojarse con Dios y decirle «¡porqué!». Pero pocos sabemos lo que es escuchar a Dios decir después «Era por esta razón».

Casi un año después llegué a Colombia a compartir charlas y talleres con jóvenes, y hoy estoy feliz y también molesto porque hubiese querido que Dios me diga hace un año «Jimmy, no irás ahora, pero exactamente en 11 meses estarás tomando varios vuelos para llegar a donde quieres ir hoy, y harás lo que esperabas y mucho más, sólo ten paciencia».

Me cuesta entender que la fe es ver lo que no es como si fuera. Cómo quisiera que Dios me diga lo que va a pasar en el futuro, para no tener que preocuparme. Pero si fuera así, no sería fe.

A veces Dios frustra mi vida, pero es temporal. Ahora entiendo que es para darme una lección, para recordarme que él tiene el control.

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