En la tierra como en el cielo: 5 puntos sobre la voluntad de Dios.

Dios, si hoy al despertarme encuentro el desayuno en la cama junto a un paquete con miles de dólares entenderé que es la señal para ir a la iglesia el domingo. Plop.

Frecuentemente en las conversaciones con cristianos escucho cosas como «estoy esperando una señal de Dios» para diversos temas: búsqueda de trabajo, emprendimiento, relaciones sentimentales, decisiones personales o ministeriales y demás. Hoy quiero hablar a la luz de la Biblia sobre este tema.

1. No encuentro que Jesús haya pedido señales

Para empezar, no encuentro ningún pasaje en el que Jesús acudiese a Dios para pedirle señales. No encuentro en ningún lugar que en Getsemaní, mientras esperaba para ser arrestado, haya pronunciado un «Dios padre, si quieres que vaya a la cruz te pido que pase tal cosa para confirmarlo», de hecho su oración exacta es: «Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía.» Su conexión con el Padre era tal que sabía lo que debía hacer, y le inquietaba también lo que habría de pasar, pero pedía que se cumpliera la voluntad de Dios.

2. Que se haga tu voluntad

En dos ocasiones Jesús le pide a su padre que se haga su voluntad, la primera vez registrada es en el Padre Nuestro, en el que pide hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Jesús no pide a su padre que una serie de acontecimientos para confirmar lo que habría de hacer, le pide que se haga su voluntad. ¿Cómo lo aplicamos a nuestra vida?

Cuando tienes una situación en la que necesitas guía, en lugar de decir «Dios, si al caminar cae una vaca del cielo te obedeceré» dile «Dios, haz tu voluntad en esto». Puede sonar difícil de aplicar pero es la verdad, Dios hace que las cosas sucedan, como en el caso de Jesús y su camino a la cruz.

Tengo varias amigas que estaban interesadas en alguien, chicos muy atentos, románticos, aparentemente correctos, y ellas en lugar de decidir por los chicos y darles una oportunidad eligieron decir «Dios, haz tu voluntad». A los pocos días los chicos se mostraban como eran: déspotas, sinvergüenzas, maleducados, rebeldes. Dios cumple su palabra señores.

3. No uses a Dios como pretexto

Conozco muchos jóvenes y adultos que necesitan trabajar pero no buscan trabajo porque esperan que alguien les encuentre milagrosamente y les ofrezca el trabajo de sus sueños, o esposos que no piden perdón a sus esposas porque están esperando que Dios les muestre que deben pedir perdón. Ridículo.

Hay decisiones de vida que debes tomar tú, como ir a la universidad, despertar temprano para llegar a tiempo al trabajo, pedir perdón y perdonar. No uses a Dios como pretexto para no buscar trabajo porque «estás esperando la voluntad de Dios». Da los pasos necesarios que Dios irá dibujando el camino.

4. Si le pides a Dios que se haga su voluntad, debes estar dispuesto a aceptarla, sea cual sea.

Cometemos el error de decirle a Dios «hágase tu voluntad» esperando que haga lo que nosotros queremos, y cuando no coincide nos frustramos. Jesús lo reconoció en el momento de dolor diciendo quiero que se haga tu voluntad, no la mía. Es uno de los puntos más difíciles del cristianismo: confiar en que Dios está en control de todo y que hará lo que tiene que hacer, aunque no sea lo que nosotros imaginemos.

5. La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta

No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.

Eso está escrito en la Biblia: La voluntad de Dios para ti es buena, agradable y perfecta. ¿Qué hay de bueno en el dolor? ¿Qué hay de agradable en perder a alguien que amas? ¿Qué hay de perfecto en tener una discapacidad?

Mis papás perdieron una hija dos años antes de mi nacimiento. Cuando tuve una edad prudencial me contaron sobre quien habría sido mi hermana mayor. Con inquietud pensaba por qué Dios se llevaría a una niña de 8 meses de edad, hasta que veinte años después, en una consejería de mi papá lo entendí. Un señor que conocíamos perdió a un ser querido y le gritó a mi papá diciendo:

¡Usted no sabe lo que es perder un ser querido, no sabe lo que es ver morir a quien ama!»
Y mi papá con mucha calma le respondió «Se lo que se siente» y pudo aconsejar al hombre destrozado por su pérdida. Ese día entendí que lo sucedido hace tantos años había preparado el corazón de mi papá para ese momento, para poder ayudar a otros en esa situación. La voluntad de Dios realmente fue buena, agradable y perfecta, y lo será cada día.

No olvides hoy decirle a Dios:

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

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